Una de las preguntas más buscadas en los buscadores de Internet o que más hacemos a nuestro médico o nutricionista es qué cantidad de agua es recomendable beber al día. De hecho, incluso se han creado mitos alrededor de esta cuestión, como el de los dos litros diarios de media por persona adulta o el mito que dice que debemos tomar un litro por cada 35 kilogramos de peso del total de nuestro cuerpo.

Para  la gente esta duda genera tanta importancia como realmente requiere, ya que el grado de hidratación puede influir directamente sobre la salud y el bienestar, según defiende la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA), y por este motivo se crean tantas ideas al respecto. Esto no es por casualidad, el agua representa el 60% del peso corporal de un adulto y, además, el organismo elimina agua con mucha facilidad a través de distintos mecanismos, lo que obliga a compensar el desequilibrio con un aporte constante.

El agua contenida en los alimentos junto con la que bebemos y el resto de los líquidos que ingerimos tienen que garantizar nuestra correcta hidratación en todas las edades y circunstancias vitales. La deshidratación incluye trastornos funcionales y metabólicos. Por ello no todo es mito en los 2 litros, en parte es cierto que se recomienda una ingesta diaria de agua que ronde los 2 litros, aunque todo dependerá de la situación de la persona y también de su actividad física, que podrían llevarle a una mayor ingesta de líquidos por necesidad, por acabar de hacer ejercicio, por la intensidad del ejercicio, por encontrarse en situación de embarazo, por enfermedad, y otras situaciones más.

Aunque no hay una cantidad precisa de agua que sirva de referencia para todo el mundo, como guía general se puede considerar que las mujeres necesitan 2,1 litros al día y los hombres 2,6, sin contar el agua de más que hay que tomar en días pertenecientes a estaciones de año más calurosas o a situaciones de la persona como las descritas en el párrafo anterior. También es cierto que beber agua directamente no es la única forma de que nuestro organismo se hidrate, la hidratación también podemos conseguirla a través de las frutas y de las verduras.

Definitivamente, la cantidad de agua que debemos consumir varía en función de la edad y del sexo. Al igual que disminuye la masa corporal con la edad se reduce la cantidad de agua que necesitamos beber, es decir, los niños tienen una tasa metabólica más alta y una mayor masa corporal, menor capacidad sudoración y tardan más en aclimatarse. Mientras, los adultos tienen mayor superficie corporal y se les presupone mayor gasto físico.

Como decíamos también existen situaciones o etapas concretas de nuestra vida que modifican o alteran la cantidad de agua a beber, como el caso de las mujeres embarazadas, que necesitan estar bien hidratadas para el aumento de volumen sanguíneo y que durante la lactancia la necesidad de hidratarse puede aumentar hasta un 40%.