Cuando nos vamos de viaje es común hacer una lista de todo lo que vamos a necesitar; ropa, pasaporte, cargador del móvil, los tours a contratar… pero, ¿cuántas personas se acuerdan de llevar actualizada su carta de vacunación? Y, ¿cuántas investigan los riesgos sanitarios antes de subirse a un avión?

Hay una considerable lista de enfermedades que, aunque no lo sepamos, pueden estar presentes en nuestros destinos favoritos. Fiebre amarilla, malaria, dengue, poliomelitis, zika… no es cuestión de ser catastrofista y vivir con miedo, sino de viajar con la más absoluta tranquilidad.

Es cierto que para viajar a determinadas zonas es obligatorio vacunarse o acreditar alguna otra medida, pero también se dan una serie de sugerencias que por evitar molestias tienden a ser ignoradas. A veces, no está de más atender consejos que no nos imponen como requisito. En Grecia, Tailandia o Madagascar, por ejemplo, no se impone ninguna medida, pero si hay  un mínimo riesgo de paludismo (malaria) en zonas menos turísticas.  Según la OMS, en 2016 hubo aproximadamente 216 millones de casos en todo el mundo, con una tasa de mortalidad de 445.000 personas generalmente concentrados en África.

Hay enfermedades cuya probabilidad de contraerlas varía en función de la época del año, la zona geográfica o la actividad que se realice. En el momento de contratar algún elemento de nuestro viaje podemos consultar los niveles con resultados favorables, pero es posible que una vez lleguemos a nuestro destino estos hayan variado.

Por eso, desde Guía Azul recomendamos que antes de viajar se investigue a conciencia las posibles enfermedades y recomendaciones para prevenirlas, sobre todo en destinos de África, Sudamérica y otras zonas del pacífico. Controlar lo que ingerimos, lavarnos bien las manos, cargar con un mínimo de artículos de de higiene en la mochila o un pinchacito no son nada en comparación con las posibles consecuencias de la simple picadura de un mosquito.