No importa en qué etapa de la vida te encuentres, no se puede negar que la temporada de verano indica el modo de vacaciones, los días de descanso y más barbacoas de las que puedes contar.

Si bien es importante «tomarse un descanso» durante el verano, también hay grandes ventajas de seguir con sus rutinas. Entonces, cuando el otoño traiga el ajetreo y el bullicio de los horarios de regreso a la escuela y más estrictos, su familia no experimentará tal sacudida.

A causa de la sudoración durante los meses más cálidos, es especialmente importante darle a su cuerpo el líquido que necesita.

 

Estos consejos pueden ayudarte mantenerte hidratado

  • Lleva la cuenta de los vasos de agua que bebes al dia.
  • Bebe un vaso completo de agua con cada comida o snack que tomes.
  • Lleva siempre contigo una botella de agua.
  • Pon gomas de plástico en la botella y quita una cada vez que la rellenes.
  • Pon alarmas en tu teléfono.

 

Preparate para las tentaciones veraniegas:

Las calorías no cuentan si estás de vacaciones, ¿verdad?.

Las vacaciones de verano, los viajes por carretera y los festivales a menudo interrumpen las rutinas más saludables. «No pierdas la cabeza cuando estás de vacaciones. En general, mantén tu dieta normal y planea intencionalmente que te permitas ciertas cosas que valen la pena para ti «.

Puedes comenzar  la mañana con un desayuno saludable para alimentar las actividades del día. Evalúa tu horario y determina cuándo podrías querer un capricho. Un almuerzo generoso puede requerir una cena más ligera. 

Anticipa situaciones difíciles con la comida. Los aeropuertos están llenos de comida rápida. Cualquier cosa más sana suele ser más cara. Los menús en vuelo pueden no ofrecer mucho más que refriescos altos en calorías. Visita el sitio web del aeropuerto con anticipación y mira qué hay disponible. Lleva tu propia comida si las opciones son limitadas.

La medicina biológica propone una serie de recomendaciones nutricionales ante las afecciones más comunes de esta época estival.

Gastroenteritis – productos de temporada.

La gastroenteritis es una de las infecciones más comunes en verano. Las altas temperaturas aumentan la carga viral de los alimentos cuando no están bien conservados y pueden provocar intoxicaciones que suelen acompañarse de diarreas, dolor abdominal, fiebre y malestar general. Aunque se trata de afecciones generalmente leves, pueden ser graves en niños pequeños, ancianos y personas con el sistema inmune debilitado.

Estreñimiento – fibra.

En estos días el estrés llega con la preparación de los viajes o las reuniones familiares, más horas fuera de casa y menos horas de ejercicio físico se compatibilizan con jornadas maratonianas en la piscina o la playa. Una estampa típicamente veraniega en la que suele ser habitual que se padezca estreñimiento ocasional. Una alteración del intestino grueso que provoca el endurecimiento de las heces, de forma que es más difícil su expulsión.

Golpe de calor – hidratación.

Uno de los efectos más nocivos del verano son los golpes de calor, sobre todo para los menores, ya que poseen un organismo todavía inmaduro para eliminar el exceso de calor. Exteriormente se manifiesta con una temperatura corporal elevada, piel seca o enrojecida, dolor de cabeza, boca seca o latidos cardíacos más rápidos de lo habitual.

Ateraciones de sueño -aminoácidos y minerales

Las cenas excesivamente calóricas, trasnochar o las siestas eternas unido a las altas temperaturas y la luz del verano pueden confundir al organismo y provocar dificultades a la hora de dormir.